Javier Astasio
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No son humanos, por Javier Astasio

 
 
El rey de Holanda acaba de proclamar en voz alta el final del Estado de Bienestar. Y eso que no conoce el infierno que están viviendo demasiados pensionistas españoles. O quizá por eso, porque, no lo olvidemos, la tradición democrática de unos de los países que inventó la especulación y mantuvo sus colonias hasta no hace tanto, deja mucho que desear.
 
Pero hablemos de nosotros mismos, de quienes nos gobiernan, de quienes están tomando las decisiones, digamos claramente que no son humanos. Que no tienen corazón. Que son gente sin sentimientos, de moral distraída que, una de dos, o viven en una burbuja de irrealidad o, me inclino más por ello, les importa poco o nada el destino de los millones de españoles que se han dejado la vida trabajando para permitirles hacer, a ellos o a sus amigos, sus más que suculentos negocios. Si no fuese así no se atreverían a llevarse 33.000 millones del dinero destinado a pagar sus pensiones en los próximos años.
Ayer, a primera hora de la tarde, escuché en la Ventana de la Cadena SER a unos cuantos jubilados hablando, no sólo de estos planes del gobierno Rajoy, sino de lo que ha hecho hasta ahora el Partido Popular con sus pensiones, alguna de las cuales ha subido lo justo, una miseria que me temo ha sido perfectamente calculada, para que ascienda un escalón en las tablas del IRPF, con lo que, en la práctica, la falsa subida se traduce en una pérdida de casi cien euros mensuales para una pensión que apenas supera los mil euros.
Testimonios desgarradores de mujeres que, con setenta y cinco años, han tenido que dejar su hogar para ponerse a limpiar los de otros, porque la pensión de su marido no da para afrontar los gastos de  la pareja y un hijo parado. O los de más de un pensionista que se ve obligado a hacer malabarismos para pagar, con una pensión de seiscientos euros, el alquiler de la vivienda, los gastos que acarrea y, además, no morirse de hambre. También hay ancianas, como una que llamó, que pasa el invierno envuelta en una manta, para, con el dinero que podría gastar en calefacción, ayudar a su hija a sacar adelante a su prole. O el desgarrador testimonio de otra que llegó a pedir la eutanasia ante la imposibilidad de vivir dignamente los años que le queden de vida.
Todos y cada uno de los jubilados que han intervenido, algunos entre lágrimas, no han hecho otra cosa que reproches a estos desalmados que nos gobiernan, a los que les han llamado de todo, menos bonitos. Supongo que a más de uno le habrán amargado la sobremesa y os aseguro que desee que a la ministra Báñez, a sus secretario general de la Seguridad Social o a cualquiera de sus colaboradores les sorprendiese esa hora de radio regresando al despacho después de alguna comilona o que, en su defecto, su servicio de prensa le haya hecho llegar un resumen de esos intensos minutos de radio.
Pero, aún así, cualquier esperanza de que una ministra tan torpe y tan de palo como ella se conmueva por cosas como ésta, acostumbrada a cobrar las rentas de sus pisos y sus fincas, además de las dietas por tener que residir en Madrid, donde también es propietaria, va a ser más que difícil. De momento ha maquillado el tijeretazo que quiere dar a nuestras pensiones como una innovación que pondrá a salvo nuestras pensiones y las de nuestros jóvenes. Las suyas, claro, no corren peligro, así como la de su hermano, Y si lo corre, para eso están los chanchullos  de los que se beneficia y a los que la casta a la que pertenece está tan acostumbrada.
Lo escribía hace dos días y lo repito. Están jugando con fuego, porque si esto sigue adelante, la paciencia de nuestros jubilados se va a colmar y, a no más tardar, van a comenzar a echarse a la calle y, aunque a algunos antidisturbios y a sus mandos les creo capaces de todo, verles apaleando y arrastrando por el suelo a quienes podrían ser sus abuelos va a ser un espectáculo que abrirá muchos telediarios en todo el mundo. Y eso, señores, en un país que se ha hecho famoso por el nivel de corrupción de sus políticos va a ser muy difícil de sobrellevar.
No son humanos. Van a la suya y no soy capaz de imaginarles ante el electorado en una nueva campaña electoral. A veces creo que son una especie de díazferranes que hemos dejado llagar al gobierno y que no vas a parar hasta vaciar la caja, desvalijándonos y dejándonos sin nada. Porque, si se presentan, dudo, no ya que reputan en el gobierno, sino que ni siquiera obtengan un resultado medianamente digno.
 
 
 

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"Nuestra misión es informar pero no somos activistas"(II) #periodismoIPECC, por @sandrafgere

La Guerra de Afganistán, la deshumanización del periodismo hoy día, la crisis en las redacciones de los diarios o la necesidad de emisoras públicas independientes fueron algunos de los temas que se trataron durante el evento

periodismo

La última de las conferencias del “Ciclo Periodistas yPeriodismo” (#periodismoIPECC), organizado por la IPECC, la FAPE y la Agencia EFE, estuvo dedicada al interesante tema de los "Periodistas de Guerra". 

Sus protagonistas fueron tres grandes profesionales muy curtidos en este terreno: Olga Rodríguez, periodista del Diario.eshttp://www.eldiario.es/ y escritora especializada en Oriente Medio; Pilar Requena, redactora del programa de TVEEn Portada” y durante 25 años en los Servicios Informativos en el Área Internacional; y Javier Martín, redactor jefe del Área de Internacional de la Agencia Efe.
periodismoRequena explicó cómo en Afganistán primero se nos recibió con los brazos abiertos porque se nos envió por mandato de la ONU aunque –en su opinión- esa oportunidad la perdimos porque “no respetamos sus costumbres y derechos humos. Además, pusimos en el poder (otro gran error) a los señores de la guerra, unos criminales, por lo que la población tuvo que soportar a quienes habían violado esos derechos. La otra parte de la Guerra de Afganistán la hemos perdido en los medios de comunicación con los asesinatos, atentados, violencia a la mujer, bombas… pero no hemos visto la otra cara: hay escuelas donde van mujeres, hay mayor escolarización, por fin esas mujeres forman parten del Parlamento Afgano y eso ya es un paso, aunque queda mucho… Yo, particularmente, no soy muy optimista. Creo que hay que negociar con los insurgentes (que hay de muchos tipos) pero si nos vamos sin negociar, tampoco hay mucho futuro y Afganistán dejará de estar en primera línea del periódico y, en unos años, tendremos que volver allí. Eso es lo más terrible, que está ocurriendo en una sociedad donde más acceso a la información se tiene pero de la que no se informa hace años”.

Deshumanización

A este respecto, Rodríguez aludió al tema de la deshumanización del periodismo: “lo importante es qué se considera noticia, ya que el hecho de que todos los días mueran iraquíes no es importante en una redacción ni si es un número escaso de muertos. Y eso ocurre porque cada vez menos periodistas están en el terreno. Si el director del periódico estuviese en esa guerra sí lo entendería porque para explicar una realidad hay que vivirla; no explicar una guerra como si fuera una peli de acción”

En cuanto al asunto de la crisis en el periodismo, la redactora del Diario.es opinó que ha empezado mucho antes de lo que pensamos “y lo sabemos en Internacional. La información es una derecho fundamental, un servicio público pero en el momento en que entra en Bolsa se convierte en un negocio y se empieza a recortar para conseguir máximos beneficios económicos en menor plazo de tiempo. Esto afecta mucho a los corresponsales y enviados especiales”.
periodismo

 En definitiva, cuando la prioridad principal de un medio de comunicación deja de ser la información de calidad, empieza a haber recortes, se cierran corresponsalías y se recorta la figura del enviado especial, ya que se comienzan a utilizar las agencias de información internacional (Reuters y AP). Sin embargo, las repercusiones de esta situación, tal y como confirma Rodríguez, son la “uniformidad de la información, ya que vemos la realidad sólo a través de dos grandes ojos, no hay pluralidad. Por eso, ahora es impensable estar en una redacción y pasarte unos cuantos meses como corresponsal en un país extranjero”.

Defender derechos humanos

Otro de los problemas del periodismo actual que detecta esta periodista es la ausencia de partidismo en defensa de los derechos humanos. Es decir, a su juicio, “no se puede situar al mismo nivel al asesino/asesinado, violador/violado, etc… y, desde el periodismo, en los conflictos debemos ser más consientes de ellos y tomar más partido por la solidaridad y los derechos humanos”.

periodismo
Por su parte, Requena defiende, al respecto, que “debemos denunciar y sí ser defensores de los derechos pero somos periodistas y no activistas. Somos los ojos de los demás y nuestra misión es transmitir, de forma honesta, pero con cuidado de no traspasar la frontera entre el periodismo y el activismo. Y últimamente esto se está mezclando en exceso. Hay que convivir con la gente de un conflicto pero no podemos sentir nunca lo que sienten ellos porque nosotros nos vamos a ir de allí. Nosotros elegimos ir a esa guerra, pero ellos están en ese conflicto. Por eso, nuestro trabajo es observar, denunciar, contar... y eso hay que tenerlo claro”.

Sociedades libres

Haciendo una comparación con la situación de la Televisión Griega y la necesidad de una emisora pública en nuestro país, el periodista de la Agencia EFE opina al respecto que la información es un derecho que tenemos como ciudadanos y deber ser eficaz, al igual que transmitir la realidad lo más neutral posible, es decir, que sea pública, de todos y comprometida con los derechos. En este sentido, Martín aconseja que “hay que defender que tengamos medios públicos, independientes, que defiendan los derechos de los ciudadanos, por la razón de que sólo la información hace sociedades vivas. Cuanto más sepamos y transmitamos, tendremos sociedades más cultas y menos manipulables, más concienciadas y sanas”.

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