La semana pasada sé que fui infiel, incluso a mí misma, y no escribí ni un solo post. Pido disculpas y prometo enmendarme publicando dos o tres esta semana… Y para empezar, continúo con mi experiencia ribereña, que hay más (bastante más) que contar…
Después de la visita a Convento las Claras tenía pendiente otra a una bodega que me gusta bastante desde hace años, pero que nunca había tenido la oportunidad de conocer de cerca, aunque sus vinos casi me los sé de memoria: Pago de los Capellanes. Capellanes y la elegancia Los hados se conjuraron para que por fin pudiera ver una de las bodegas que más me gusta (por sus vinos) de las que conozco en la Ribera del Duero. Hace años que me cruzo periódicamente con sus propietarios, Paco y Conchi, y Paco, entre vino y vino, me convoca a subir y conocer sus nuevas instalaciones. Así que, aprovechando que su nueva responsable de comunicación es una periodista amiguita, me colé, con Tao, en una de las visitas oficiales a Pago, que está en Pedrosa de Duero. La nueva bodega lleva poco tiempo funcionando, y sus dueños han ido construyéndola paso a paso, porque, recuerdo, la principal preocupación de Paco Rodero era hacer vino. Él se ha dedicado mucho tiempo a la moda (tenía boutiques en Barcelona), pero sus raíces castellanas lo trajeron de vuelta a su pueblo, donde ahora tiene una bodega impresionante que, en cierto modo, refleja ese pasado. Está exquisitamente decorada y tiene unas cristaleras que permiten ver un paisaje de viñedo espectacular, además de una nave de barricas que a mí se me antojó casi una pasarela donde celebrar desfiles de moda… Pero, será deformación profesional, el edificio tampoco es lo que más me suele llamar la atención cuando visito alguna bodega, ya sea por placer o por trabajo. Sí me la llaman, sin embargo, las personas que hacen el vino, las que cuentan la historia y la filosofía de la bodega y, sobre todo, las viñas y los vinos, claro. Y sobre Pago de los Capellanes tengo que decir que estos últimos reflejan lo mismo que transmiten Paco Rodero y su enólogo, Paco Casas, cuando hablas con ellos: elegancia. Sí, me parece que son vinos elegantes, pero elegantes como un traje de Armani o un vestido de seda negro, desde el joven hasta su vino más exclusivo, el Parcela El Picón. Allí Tao y yo, junto con los otros visitantes, probamos unos cuantos vinos de su gama y discutimos sobre cuál nos gustaba más en ese momento. Yo, que suelo preferir uno de sus vinos más nuevos, El Nogal, esa vez me quedé con El Picón del 2004 porque, repito, aquello era como beber seda, y a cada sorbo el vino expresaba algo distinto, que no cansaba en ningún momento. Y con ese saborcito en los labios… volvimos a Peñafiel a descansar. Visita ¿obligada?: el museo Al día siguiente una de las visitas obligadas estando en Peñafiel fue el castillo, inmenso, que corona este pueblo encantador. Y claro, cómo no, la visita al llamado Museo Provincial del Vino que para eso somos vinoadictos, oiga. La visita incluía un entretenido recorrido guiado por el castillo desde donde se ven bodegas cercanas, como Pago de Carraovejas y Protos, justo al pie de la montaña. Me resultó curiosa la ubicación de Protos, construida por Richard Rogers, casi al lado del cementerio del pueblo. ¿Influirá algo en el carácter de los vinos el tener a tanto ser humano cerca? Bromeo, ¿eh? Pero sobre la visita al museo no pienso bromear. Mi impresión, que imagino será distinta a la de un público no profesional pero también por eso puede aportar algo de utilidad, fue que es un espacio bastante flojeras en cuanto a enseñanza sobre el vino. No digo que no merezca la pena visitarlo, pero sí insinúo que se puede seguir viviendo tranquilamente sin hacerlo. Creo que hay demasiado que leer y aunque tiene espacios divertidos como el de los aromas (para jugar a adivinar olores que no siempre están bien conseguidos, algo que, por otra parte, ocurre en espacios parecidos en otros museos vinícolas) y el de la foto pisando uva, se hace un pelín pesadete el recorrido. Eso, sin contar que tiene un error garrafal en uno de los paneles, donde califica a uno de los grandes de la enología mundial, Émile Peynaud, de ¡¡¡¡crítico de vinos!!!! Equiparándolo con Robert Parker. Eso sí que me pareció de traca en un museo cuyo fin es educar. Pues mal vamos por ahí. Menos mal que Tao y yo pudimos hacer el tonto subiéndonos a unas cubas y posar para unas fotos, que al menos nos reímos. Quedan más impresiones, pero sigo otro día… de esta semana.Artículos relacionados

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El Gobierno incrementa en 914 millones el presupuesto de Defensa, por @CarlosPenedoC
El Gobierno aprovecha el Consejo de Ministros del 1 de agosto para subir el gasto. Defensa acaba gastando cada año un 30% más de lo aprobado por el Parlamento
Entre las referencias del Consejo de Ministros de este 1 de agosto, colgadas en la web de La Moncloa a media tarde, se encontraba una sorpresa que supone incrementar un 16% el presupuesto aprobado por el Parlamento al Ministerio de Defensa para 2014.
La decisión se adjudica al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas y aparece camuflada entre dos acuerdos menores que afectan a temas como vacunaciones infantiles por Exteriores y gestión de purines por Agricultura. Con esa compañía el Gobierno informa de la aprobación de un Real Decreto Ley por el que se conceden créditos extraordinarios y suplementos de crédito en el presupuesto del Ministerio de Defensa que suman 914 millones 215 mil 368 euros y 60 céntimos de euro.
El objetivo del crédito extraordinario es “atender al pago de obligaciones correspondientes a programas especiales de armamento, por importe de 883.655.368,60 euros, y, por otra parte, se conceden suplementos de crédito para financiar gastos relativos a adiestramiento y alistamiento de la Fuerza Conjunta, por importe de 30.560.000 euros”.
Dice la nota del Consejo de Ministros que con estos fondos “se pretende satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas Españolas, dotándolas de los mejores sistemas de armas, equipos e infraestructuras de apoyo para el cumplimiento de sus misiones, así como evitar que se resientan los planes de adiestramiento, mantenimiento y renovación de las unidades de las Fuerzas Armadas no desplegadas por limitaciones de presupuesto, ya que en el momento actual las dotaciones presupuestarias solo permiten atender el alistamiento de aquellas unidades que van a ser desplegadas en operaciones”.
Añade el Gobierno que “el suplemento de crédito atiende la deuda acumulada con proveedores como consecuencia de inversiones y planes industriales de alcance nacional e internacional en los que han participado los Ministerios de Industria y de Defensa”.
La interpretación de lo anterior es que el Gobierno de Rajoy ha elegido en los últimos tres años la fórmula de aprobar un crédito extraordinario a mitad de ejercicio para responder a los compromisos de pago de los programas especiales de armamento aprobados desde mediados de los 90. Los programas especiales de armamento recibieron también de fuera del Ministerio de Defensa un crédito extraordinario de 1.782 millones en 2012 y de 877 millones en 2013; además de otras cantidades extraordinarias procedentes del Ministerio de Industria o de la venta de propiedades inmobiliarias.
La causa hay que buscarla en que el sistema ideado por el propio Pedro Morenés, hoy ministro, cuando ocupó la responsabilidad de secretario de Estado de Defensa a finales de los 90, ha crujido. En síntesis, los pagos en los primeros años eran bajos y correspondían al Ministerio de Industria, y ahora son cada año más elevados y se adjudican a Defensa, que no tiene presupuesto para afrontarlos y necesita transfusiones de Hacienda normalmente alrededor del mes de agosto para intentar que pase desapercibido.
El secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, sobre los compromisos financieros de las grandes programas de armamento, ha insistido en sede parlamentaria que se deje ya de hablar de los reiterados 30.000 millones de euros. Señala que Defensa ya ha pagado 7.000 millones, que el Ministerio de Industria ha adelantado a las empresas 15.000 millones y entonces el problema financiero pendiente son 8.000 millones de euros que Defensa debe abonar en una década –a unos 800 millones anuales vía crédito extraordinario-.
Estas decisiones convierten en una ficción los presupuestos que cada otoño se debaten en Congreso y Senado para el Ministerio de Defensa, porque a los créditos extraordinarios para programas de armamento se suman el pago del despliegue exterior de las Fuerzas Armadas en operaciones como Afganistán, Líbano, Somalia, Malí o la República Centroafricana, escenarios actuales, que tampoco se recoge en el presupuesto inicial de Morenés.
En 2013 los gastos de las operaciones militares en el exterior sumaron 784 millones de euros, procedentes de un fondo de contingencia del Ministerio de Hacienda. En 2014 la cifra puede ser inferior por el repliegue prácticamente total del contingente en Afganistán, aunque el coste de repatriación del material ha sido muy elevado y sin duda afectará también al presente ejercicio.
La segunda decisión del Consejo de Ministros de ayer afecta a la nueva Fuerza Conjunta diseñada por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa a la que se le conceden 30,5 millones extras de financiación para financiar gastos relativos a adiestramiento y alistamiento.
El jefe de Estado Mayor de la Defensa, mando operativo de las Fuerzas Armadas, Fernando García Sánchez, hizo público a comienzos de año el nuevo diseño de la organización militar que tiene como eje una fuerza de acción conjunta compuesta en su núcleo por 15.000 militares realmente operativos y desplegables por el Gobierno a un escenario determinado en caso de necesidad, 10.000 de ellos para operaciones combinadas con países aliados o en el marco de organizaciones internacionales, y otros 5.000 en principio destinados a responder a operaciones en las que España debiera actuar militarmente en solitario.
El Ministerio de Defensa ha estado especialmente activo en este final del curso político por los temas aprobados en el Consejo de Ministros.
El Gobierno autorizó ayer también la celebración del contrato de orden de ejecución para la construcción por la empresa pública Navantia de dos Buques de Acción Marítima oceánicos. La construcción se llevará a cabo entre los años 2014 a 2019 con un coste estimado de 166 millones de euros por unidad.
Otro acuerdo tomado en el primer día de agosto está relacionado con la venta de patrimonio inmobiliario de Defensa. El Consejo de Ministros ha autorizado al Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa a enajenar el Taller de Precisión y Centro Electrotécnico de Artillería, situado en la calle Raimundo Fernández Villaverde, en Madrid, inmueble tasado y valorado en 90 millones de euros y ya a disposición de cualquier inversor interesado.
En el celebrado el 25 julio, el Consejo de Ministros acordó asignar al Ministerio de Defensa la responsabilidad de la planificación, dirección, control y ejecución de las políticas necesarias para el fortalecimiento y consolidación del sector industrial de la defensa. Se puede traducir lo anterior en que Morenés ha quitado a Montoro, De Guindos y Soria el control sobre la industria de defensa pública o participada por el Estado, donde se encuentran los astilleros de Navantia pero también el 4% del gigante Airbus o el 20% público de la tecnológica Indra.
Como ocasión extraordinaria, la rueda de prensa del Consejo de Ministros del 1 de agosto no correspondió como es habitual a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, acompañada de algún titular de un Ministerio con temas importantes, sino al propio presidente del Gobierno. Mariano Rajoy no dijo una palabra sobre los dineros de Defensa.