
«Hello Chicago... please, welcome from England... U... F... O...». Sí, estás son las mágicas palabras con las que el presentador del evento se desgañitaba presentando a los chicos de Phil Mogg en aquella noche de buen rock. La canción con la que da comienzo no es otra que “Hot & Ready”. Ya sé que esa no aparece en vuestro disco, tengo claro que en las nuevas reediciones se incluye como bonus track al igual que “Cherry” pero, ¿cómo saltarnos dos joyitas tan valoradas por los seguidores del grupo? Además es curioso el fijarse en esa primera “Hot & Ready”, pues no usan el típico corte rápido y demoledor, ese que calienta en pocos segundos a una audiencia deseosa de emociones fuertes. El quinteto empieza con una pieza fiestera y bailona, no quieren que el público estalle demasiado pronto, prefieren ir calentándolo poco a poco. “Cherry” es como una máscara que cubre a una banda guitarrera, directa. La pausada voz de Phil canta las primeras estrofas para acabar quitándose el antifaz en los estribillos. Aunque eso no es nada, ya que cuando atacan “Let It Roll” te das cuenta de que el tren se ha puesto en marcha y va ser difícil que alguien lo detenga. El doble bombo de Andy Parker, un batería que nunca ha tenido el reconocimiento que se merece, aplana el camino mientras Pete Way dispara ondas mortíferas con su gigantesco bajo. Los pasajes intermedios son una delicia que llega de las manos tanto de Schenker como de Paul Raymond, creando unos dobletes realmente inspirados.
Y en la cuarta tonada ya nos damos de bruces con la balada por antonomasia, con el baladón con mayúsculas: “Love To Love”. La composición no es otra cosa que una constante sucesión de progresiones sonoras que son aderezadas por el feeling de la garganta de Phil Mogg. Paul Raymond ejerce, en esta ocasión, un magnífico trabajo frente a las teclas. Pero llega el momento de ser naturales, de entregarse al riff puro y duro, de soltar a la fiera que llevamos todos dentro y cantar a voz en grito aquello de “Natural Thing”. Sencilla pero con un cambio muy marchoso en sus estribillos, despojándola un poco de su dureza y entregándonos al baile frenético. “Out In The Streets” dará paso a “Only You Can Rock Me”. ¿Quién no ha cantado alguna vez ese pegadizo estribillo paradigma de la canción comercial por excelencia? Esta cancioncilla es para los UFO lo que en su día aquel “Foolish Heart” para los grandiosos Magnum. La Gibson “Flying V” de Michael suena entrecortada, como si las notas palpitaran como los latidos de un corazón salvaje. Y es que “Mother Mary” vuelve a encender la llama de los ingleses y de su sonido atronador, aunque “This Kids” toma perfectamente el relevo con una estructura bastante similar a la de su antecesora; tal vez tendrían que haberlas separado un poco, consiguiendo así un efecto más eficaz en la audiencia.
Bueno, queridos pacientes, ya hemos llegado, la próxima puerta es la de la consulta del doctor. “Doctor Doctor” materializa la visita obligada a un matasanos que no pasa consulta por la Seguridad Social, un médico que cura con dosis de rock fresco y vitaminado. Cuando termina “I’m a Loser” llegan las cuatro últimas andanadas que despiden a unos músicos que se han sabido dejar la piel sobre las tablas. Pero, ¡menudos cañonazos!: “Lights Out”, “Rock Bottom” –con solos indispensables al viejo estilo de los 70–, “Too Hot To Handle” y “Shoot Shoot”. De las cuatro resaltaría uno de esos momentos que hacen que se te ponga la carne de gallina. En “Lights Out” Phil decide congraciarse con su público cambiando aquello de “Lights out, lights out in London...” por el nombre de Chicago. Pronunciar “Lights out Chicago” y explotar las gradas en un chillido ensordecedor, es todo uno. Sólo se echa en falta alguna de sus versiones del gran maestro del rock and roll Eddie Cochran, del cual hacían maravillosamente aquel “C´mon Everybody”.
El estilo mágico de estos ingleses ha seguido dando sus frutos hasta nuestros días, tras pasar por etapas más comerciales con el señorito Paul Chapman y tras reinventarse con aquel regreso momentáneo de Michael Schenker. Pero a mi me gusta seguir pinchando aquellos clásicos como Force It, Lights Out o este Strangers In The Night y así recordarles como en una imagen por la que no pasa el tiempo, como esa fotografía que te trae a la cabeza sensaciones que creías olvidadas... Sensaciones que de seguro reviviremos en el concierto del próximo 8 de marzo en la madrileña sala Caracol con Phil Mogg, Andy Parker, Paul Raymond y el virtuoso Vinnie Moore.
por Sergio Guillén