Este poema fue escrito otra mágica noche de martes en Diablos azules. Es realmente esperanzador ver como la tertulia y la poesía están resurgiendo con fuerza en Madrid, gracias a personas como María Helena del Pino y su iniciativa y a la voz de tantos otros que deciden gratuitamente compartir lo que son y lo que escriben.
El verso para improvisar de nuestro último martes fue “Razas ejerciendo el racismo”. Hace mucho que yo no me doy sin esperar nada a cambio en la red, y la verdad es que este poema no es para guardar en un viejo cuaderno. Este poema tiene su momento. Y su momento es ahora. Ahora, las razas ejerciendo el racismo.
Es la historia que se repite, y mi mente estaba allí, en el conflicto israelí-palestino.
RAZAS EJERCIENDO EL RACISMO
He escuchado el grito camaleónico en medio de la nada,
la nada de rodillas, empapando en lágrimas el acero.
He visto a un niño ciego empuñar el abismo.
He visto a una madre cubrir con su velo
y destaparse su rostro prohibido
ante un cadáver que tiembla.
He visto a la historia olvidarse de sus pisadas de lince,
Todo, desde mis humildes ojos lo he visto.
Racaneando lamentos, raspando sacudidas de dolor televisivo
de dolor anestesiado
mientras hago mi vida, como las serpientes borrachas.
He visto a las razas ejerciendo el racismo, poderosas,
titánicas. Como Gregor Samsa, despertar y pasar
de víctima a monstruo. A un horrible monstruo.
Y entre Yahvé y Alá no he visto ningún paraíso.
Y entre Corán y Torá sólo he creído en el infierno.
Hades bajo lunas desérticas de invierno.
Hades en muros malditos,
Hades muy lejos, tan lejos,
bloqueado por la red y el escudo del teléfono.
Atrévete a electrocutarte de dolor
ante el feísmo de la peste, de la guerra
Atrévete a abrir los ojos como Alex en “La naranja mecánica”
a tu legado como ser humano.
Atrévete a derribar con tus pequeñas manos de bebé,
a la muerte, de su cuna de galas y oro
de sus mantas de tierras y petróleo.