Motivos laborales (y desesperación ¿con? alevosía), por @adriuss27

Enviar currículum es desesperante. Primero porque hay que encontrar un puesto de trabajo que se adecue a tu perfil. Parece fácil, porque los portales de empleo están llenos de ofertas. Pero ¿quién te asegura que esa oferta es verdad y no falsa donde sólo buscan quedarse con tus datos? Una vez encontrado, tienes que editar tu currículum (tus experiencias laborales y la carta de presentación) para que, una vez les llegue (hay veces que te da por pensar que ese envío se ha perdido en el infinito digital) y lo lean, te den la oportunidad de hacer una entrevista. Aunque esto, como bien sabemos todos -no nos engañemos- no te asegura ni lo más mínimo ese puesto de trabajo. Ahora tienen 945.982 personas entre las que elegir y las empresas se han convertido en unas caprichosas.
Editarlo no es tarea fácil. Tienes que invertir tiempo suficiente en estudiar la empresa, saber qué valores tiene y cuáles compartes para sacar tus habilidades, aptitudes, debilidades y defectos. Darle la vuelta a tus experiencias laborales y demostrar que, de una manera u otra, estás completamente capacitado y tienes todos los requisitos (excesivos, en algunos casos) para ser el candidato perfecto
Aquí es donde tienes que romperte la cabeza para sacar toda la creatividad del mundo que te ayude a optar a un puesto de trabajo donde hay a 3.497 personas como "competencia" (o que han accedido a enviar su CV a la empresa raíz o a la Empresa de Trabajo Temporal de turno) con unas habilidades parecidas a las tuyas, con una educación (o no) mejor, con tres master (o ninguno), ocho idiomas (o sólo uno), cuatro años de experiencia laboral (o siete)... Porque sí, porque estamos en crisis y no hay trabajo para todos. Y las empresas, repito, se han convertido en unas caprichosas.
Te desesperas en intentar aportar un valor añadido que esas 3.497 personas no hayan aportado todavía. Y una vez que lo descubres y lo nombras, describes y potencias, envías el documento adjunto con fotografía, datos (lo que pesas o el pie que calzas, en algunas ocasiones, también) y carta de presentación -de este proceso, ya hablaremos en otro momento-. Cuando has redactado ese email (o has rellenado todas las cajas, cajitas, cuadros de texto de las aplicaciones online tan odiosas en algunas ocasiones, sobre todo, cuando lo repites 30 veces todos los días) en tu cara se posa una leve sonrisa que te hace pensar: "Bien, el puesto es mío". 
Entonces continuas buscando (o rebuscando, como si fuera basura) entre ofertas, editando y rompiéndote la cabeza en reeditar y reeditar tu currículum en busca de nuevos horizontes laborales. Pasan los días y ninguno de los 5, 10, 15, 20 ó 1 currículum y e-mail que has enviado ¡tiene respuesta! ¡nadie contesta! ¡ni las "gracias por participar"! ¡ni un no, gracias! ¡NADIE! 
Se le denomina -o, al menos, así lo denomino yo- falta de educación y un incómodo silencio administrativo. Y este punto es el segundo por el cual enviar currículum es desesperante. Así, cuando una persona intenta labrarse un futuro intentando encontrar un trabajo (cuando en un pasado lo tuvo y no uno, ni dos, ni tres, sino muchos) no puede. Es imposible y esa impotencia mina el autoestima. Pero se intenta. Comienzas a entender ese proceso de autoconocimiento del que todo el mundo habla pero pocas personas, en el fondo, descubren su significado real. 
Aunque este post haya comenzado con un inicio apestoso va a terminar bien. Estas situaciones ayudan a superarse a uno mismo, a impulsar esa creatividad que uno no es consciente que posee, a descubrirse a sí mismo midiendo, en términos inexplicables, cuánta paciencia es capaz de tener ante una situación así. Paciencia y creatividad, es lo positivo que saco de una experiencia como esta
Desde aquí, doy las gracias a todas aquellas empresas que no hay podido (o no han tenido tiempo suficiente, que también puede ser) invertir CINCO minutos de su tiempo en dar las "gracias por participar", en contestar un "no". Lo cual, después de reflexionar mucho sobre este asunto, no es tan complicado. 
También les doy las gracias por ayudarme a ser consciente de que una empresa que no invierte esos CINCO minutos en contestar no merece la pena que trabaje con ella (o en ella). Porque entre mis valores está la "educación" y "tratar a las personas como personas, como iguales". A muchas se les llena la boca (y las webs) de hablar de "buscar talento", "equipos de personas -no robots-", "buen ambiente de trabajo" y estas cosas que luego no son reales y se demuestran ahí, en no tener ni cinco minutos para contestar. Gracias por abrirme los ojos. 
A todos los demás, suerte. 

Deja un comentario

Su dirección de email no será pública.


*