Maldito Neruda
Ángela tenía mucha más sensibilidad de cintura para abajo que de cintura para arriba. Digamos que, igual que hay gente más de carne que de pescado, ella era más de follar que de querer. Juraba que tenía sentimientos pero yo creo que sólo tenía orgasmos. Probablemente fingidos. Los sentimientos ni eso. Hasta me hubiera conformado con alguna mentira aislada entre su océano de jadeos. Claro que todo eso lo supe con el tiempo. De hecho aún no me habían cicatrizado los arañazos de la espalda cuando ella ya me conjugaba en pretérito imperfecto.