Hitler el poeta, por Natalia Méndez Villa (@Hipatalia)


De Adolf Hitler conocemos su faceta política y militar, el gran genocidio que cometió, su racismo… pero, como todos, tenía aspectos buenos; aunque en Hitler cueste más verlo y creerlo.

En este caso quiero hablar de su faceta de político, porque añadir un "sensible" me cuesta demasiado. Han llegado a nuestros días varias poesías suyas, pero la que más me ha llamado la atención ha sido una llamada Ciego. Esta poesía la escribió el 14 de noviembre de 1918, inspirado tras su experiencia personal, pues quedó ciego un tiempo (en octubre de 1918.

Lo que más me ha impactado es nunca hubiese dicho que estas palabras han salido de él. Por lo tanto, si no sois capaces de ver la belleza de estos versos leerlos olvidando el autor. Es solo un consejo.


Recientemente vi a un joven combatiente ciego
Tan sólo en la primavera de su vida, todavía casi un niño


Con noble rostro, de magnífica figura, 


Sin embargo muertos y fríos sus pobres ojos, 
Como cuando un niño da sus primeros pasos. 
Parecía como si, riendo, soportara su destino, 
¡Pero vaya una sonrisa! Aturdido, la mirada vacía 
Como si estuviera oteando en la lejanía, -palpando 
¡Porque es ciego!

Das una ojeada por sus juveniles rasgos, presurosamente, 
y de nuevo te fijas en los ojos, 
Muertos, cansados, que ya para nada sirven. 
Fue un doloroso espasmo. Errante e interrogativo, 
Deambula alrededor de la pálida boca, melancólico, acusadoramente. 
Pocas cosas me llegan al corazón profunda y acaradamente, 
Esa sonrisa ciega -esa, jamás la olvidaré. 
Penosos forcejeos antes de orientarse. 
¡Porque es ciego!

Calladamente se ha entregado a su destino 
¡Cuán cruel es la guerra, cuan dura la vida! 
Lejos ya el ímpetu desbordante de la juventud. 
¡Qué pensamientos desfilarán tras esa blanca frente! 
Ya que a partir de ahora cierto sueño nunca se va a cumplir, 
y a partir de ahora esos ojos permanecerán velados 
para lo que antes tan queridos les era: el esplendor de las flores, 
el cordial saludo de las estrellas en la noche, 
la luz del sol desparramada sobre los campos. 
¡Porque es ciego!

El pajarillo que se mece en el ramaje, 
el retrato de la novia, el rostro querido de la madre, 
¡La nueva luz del día que despierta! 
La noche eterna es ahora el destino desgraciado. 
¿Existe todavía algún sacrificio de esta envergadura, 
que pueda ofrecerse a la Patria?
En la primavera de la vida -¡y ya un hombre ciego! 
¿Nosotros los videntes podemos darnos cuenta de lo ricos que somos? 
La palabra, tan escueta, alberga una profunda tragedia: 
¡Ciego! 




Doy gracias al Señor de poder volver a ver.

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