CUANDO EL ENEMIGO PAGA EL SUELDO

Me veo en la necesidad de insistir en una idea, terrible,pero real, sobre la que ya he incidido aquí en otras ocasiones: el poder delque ahora está abusando el Gobierno es el poder que nosotros mismos les hemosdado.
Sin embargo, lo de ayer en Valencia supera cualquierexpectativa. Cargar de manera tan "indecente" contra estudiantes deenseñanza media, cargar contra adolescentes como si se tratase de guerrillaurbana es desproporcionado, pero es, sobre todo, torpe.
Dar carta blanca a las fuerzas policiales para actuar comolo hicieron para conducirse como lo hicieron ayer en Valencia dice mucho dequienes son los nuevos responsables de la Policía y dice mucho de por qué se hatomado tanta prisa el nuevo ministro en relevar a los que habían gestionado elorden público hasta ahora.
Estoy seguro, porque nadie ha podido demostrar otra cosa oya lo hubieran hecho, de que la actitud de los estudiantes valencianos fuebastante más "proporcionada" que la de los antidisturbios que, nosólo los aporrearon, sino que pusieron en serio peligro la integridad de algunode ellos, lanzándoles a empujones contra vehículos en marcha.
Creo que la borrachera de poder del PP no le deja tomarconciencia de para qué ha llegado Rajoy a La Moncloa. Los vapores de eseresultado, excesivo por alejado de la realidad social de este país, no lesdejan ver que no sólo les respalda la mayoría de los ciudadanos, sino quemuchos de quienes les han dado su voto pueden comenzar a arrepentirse si venrecortados sus derechos o si tienen que recibir a sus hijos en casa apaleados yrotos porque han osado protestar porque falta calefacción en sus clases ysobran aeropuertos inútiles, regatas, grandes premios, regalos y festinesinnecesarios.
Qué diría el jefe superior de Policía de Valencia, AntonioMoreno, si no recibiese su sueldo, el que le pagamos todos los ciudadanos, incluidossus enemigos y los padres de sus enemigos, religiosamente cada mes. Seguro quese "rebotaba" y mucho.
Tengo la sensación de que todas estas "pasadas",policiales o no, ni son anécdotas ni son inocentes. Me temo que forman parte deuna estrategia de "acojonamiento" generalizado de la población, conel fin de que los ciudadanos "traguen" y se entreguen de pies y manosa quienes parecen dispuestos en devolver este país al XIX en unos pocos meses.
Eso por un lado. Si, por otro, se desprecian movilizacionespacíficas como las del domingo, falseando las cifras de asistencia, incluso porparte de la prensa que se etiqueta a sí misma como más o menos progresista,vamos a acabar volviendo a las pedradas a los escaparates y a los cóctelesmolotov, porque la candidez ante el papel de la Policía de la mayor parte delos indignados del 15-M, se está tornando en perplejidad, pero no tardará enconvertirse en rabia si quienes están para protegerles a ellos y sus derechos,les consideran sus enemigos y les tratan como a tales.