Censura en un organismo paraoficial 'independiente', por @FeSPeriodistas

La organización Movimiento Europeo de España, que promueve la garantía “de los derechos humanos y de las libertades”, censura un artículo por ambiguas razones políticas.

 “Increíble. El Movimiento Europeo (CFEME, según las siglas de su rama española) me había pedido un artículo “sobre la libertad de expresión como valor europeo en relación con los atentados de Charlie Hebdo y tras la unión que se vio al respecto entre los dirigentes de los 28 estados miembros”. Basándome en esas dos ideas, envié el texto el 26 de marzo, fecha límite que me habían marcado. El 17 de abril recibo una llamada telefónica del Secretario General del CFEME, donde me comunica que el contenido de mi artículo no es aceptable para su newsletter (quizá deberían decir “boletín” en español). Hizo una vaga referencia a “los partidos políticos” presentes en el CFEME, como origen del ¿rechazo? ¿censura? ¿Lo podemos llamar censura? El ME dice defender “una Europa democrática, garante de los derechos humanos y de las libertades”. La llamada que recibí el 17 de abril es una prueba de que no siempre es así. Al menos una. La hipocresía de muchos, que mencionaba desde el título, queda probada.”

Así nos explica Paco Audije -ex periodista de TVE, miembro del Comité Director de la Federación Europea de Periodistas y afiliado del Sindicato de Periodistas de Madrid- como el CFEME rechazó su artículo titulado “Europa: la libertad de expresión, entre la hipocresía y la rutina” donde el autor formulaba sus críticas a la presencia de determinados jefes de Estado o de Gobierno en la multitudinaria manifestación de París tras los asesinatos de Charlie Hebdo.

Entre otras menciones Audije señala” “Al ver a Angela Merkel -ejemplo menor- alguien recordó que Alemania conserva la blasfemia como delito, lo mismo que Dinamarca, España, Holanda, Polonia y Grecia. Todos esos países europeos se defienden diciendo que no aplican sus legislaciones contra los “blasfemos”. No parece buen argumento para oponerse al bloque (Arabia Saudí, Irán, varios países asiáticos) que desde hace años intenta –peligrosamente- convertir la blasfemia en delito universal reconocido por la ONU.  En Irlanda, cuya primera ministra, Enda Kenny, estuvo también París, no sólo se mantiene una mención constitucional específica, sino que en 2010 entró en vigor una nueva ley contra la blasfemia.

En París, por supuesto, estaba Mariano Rajoy, cuyo gobierno promueve ciertos pasos atrás del Código Penal, al tiempo que ampara el uso partidista de las radiotelevisiones públicas en España. El Instituto de Prensa Internacional, en su informe más reciente, señala que esas “nuevas normas jurídicas potencialmente restrictivas, incluyendo la Ley de Seguridad Ciudadana” restringen la libertad de expresión”.

Igualmente, rechaza la presencia en ese acto de personas como Viktor Orban, presidente de Hungría; de Ahmet Davutoglu, primer ministro de Turquía, o de dirigentes de Egipto, Arabia Saudí, Gabón, Jordania, Rusia, Israel y Palestina; entre varios otros y por similares motivos.

Audije concluye “no hay que igualarlos a todos, ni a los europeos entre sí, defender la libertad de expresión como valor europeo implica que quizá no nos podemos permitir manifestarnos demasiado con quienes Le Nouvel Obs llamó “hipócritas de la marcha republicana”. En lo relativo a la libertad de expresión, Europa tiene que marcar distancias tanto con esos “hipócritas” (más o menos lejanos) como con algunas de nuestras propias rutinas mentales. Ninguna alerta es menor en este siglo XXI.” 

Al pie se puede descargar en PDF el artículo de Paco Audije

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