Hace pocos días la web Xakata publicaba un estudio según el cual, cuatro de los seis principales medios de comunicación españoles estaban cobrando para poder acceder a determinados contenidos, habitualmente noticias; pero, además, los dos restantes, tenían previsto seguir el mismo camino a corto plazo, esto es, antes de que acabe el presente año.
Aunque en España este fenómeno es relativamente reciente, al parecer, a nivel internacional es bastante común que los medios complementen sus ingresos con esta práctica; de hecho, el New York Times se considera un referente a estos efectos.
Según señalan algunos expertos en el artículo de Xakata, el hecho de exigir un pago por acceso a contenido en dichos medios podría estar relacionado con la búsqueda de la sostenibilidad de dichas cabeceras ante la proliferación de webs donde prima el sensacionalismo y la tiranía del click fácil. Y puede que realmente esté funcionando, ya que los usuarios que pagan han subido un 2% del año pasado a éste, alcanzando más de un 12%. Y todo ello pese a que las primeras experiencias, como ocurrió con El País hasta 2005 o con El Mundo con Orbyt, no fueron muy alentadoras.
Es complejo saber si se trata o no de una estrategia adecuada. Por un lado, como es lógico, los medios de información necesitan financiarse, y la publicidad puede ser solo uno de sus pilares, por lo que las suscripciones pueden proporcionarles unos ingresos extra que serán bienvenidos. Por otra parte, el usuario espera poder visitar las webs de forma gratuita, y se corre el riesgo de perderlos en pos de otras fuentes de información, aunque éstas sean menos fiables, pero gratuitas, cómodas e inmediatas.
Es el caso de las redes sociales: hoy van más allá de una forma de comunicación entre personas, también representan una fuente (fiable o no) que se consulta con frecuencia. Pero, ¿Acaso los internautas acceden a ese medio con el fin de estar informados? Bien, no necesariamente. Muchas personas pueden elegir otras razones: por ejemplo, seguir a aquellas personas a las que admiran. A día de hoy, los famosos cuentan con miles y millones de usuarios (Katy Perry tiene 108 millones de usuarios en Twitter y Cristiano Ronaldo 175 millones en Instagram); ya sean cantantes, actores, actrices, deportistas de cualquier disciplina, como el poker, o políticos, las redes sociales atraen a una ingente cantidad de usuarios que, una vez en el medio, continúan expandiendo sus contactos y acaban dándole diversos usos, como el de informarse.
No obstante, tal y como apunta para el citado artículo Borja Bergareche, director de la agencia Kreab España y anterior ejecutivo de Vocento, algunas culturas actuales favorecerían el hecho de que los lectores asumiesen que el pago es necesario para acceder a contenido de calidad; por ejemplo, el auge de plataformas como Netflix o Spotify.
De todas maneras, y a pesar de la complementariedad de este modelo de financiación con el de la publicidad, el nicho de mercado es limitado. Si bien los usuarios entran en los medios, puesto que gran parte del contenido es gratuito, eso no significa que se vaya a transformar en una demanda generalizada de contenidos “Premium”.
De hecho, en el artículo, en boca de José Vicente González, con gran trayectoria en desarrollo de negocio de medios, el pastel podría significar unos 400.000 suscriptores simultáneos, que no necesariamente se suscribirían a más de un medio.
Como hemos indicado antes, no podemos saber si la estrategia es la más adecuada, eso lo conocerán los expertos con sus estudios de mercado y el tiempo les dará o quitará la razón. Y sí parece comprensible que existan contenidos de pago en aras de una información de más calidad, si es que ese es el verdadero motivo.
Pero lo que sí esperamos es que el aumento en el nivel de ingresos por parte de los medios digitales se materialice también en mejoras para los profesionales que en ellos trabajan y se puedan evitar la precariedad y demás cambios en las situaciones laborales en los últimos meses y años.
