“Asesinos natos” es una película dirigida por Oliver Stone, protagonizada por Woody Harrelson y Juliette Lewid. El guión original fue escrito por Tarantino y posteriormente revisado por Stone y otros guionistas. Sin embargo, Tarantino no aceptó las revisiones realizadas por los otros guionistas y pidió ser borrado como guionista de la película, y en los créditos solo vemos “Historia de…”
Esta película se estrenó con escenas censuradas en Argentina, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, México, Irlanda (anteriormente prohibida), Holanda, Noruega, Japón, Portugal, Corea del Sur, España, Suecia, Inglaterra y Estados Unidos.
El centro de atención de la historia es el dúo formado por Mickey y Mallory junto al periodista Wayne Gale. La película intenta reflejar la forma en que los crímenes son contados por los medios de comunicación, y la manera en que se alaban a los asesinos.
En este film vemos una amplia gama de ángulos de cámara, (puntos de vista, panorámicas…) filtros de color, lentes, efectos especiales e imágenes animadas de los personajes en forma de dibujitos o cómic. Mezcla de imágenes en blanco y negro y en color. Ralentización de imágenes, superposiciones de imágenes demasiado surrealistas (en un lado ellos en la habitación del hostal y en otro lado la ventana donde se van sucediendo una serie de imágenes con violencia contenida). Escenas sexuales macabras y violentas, tanto gráfica (humana y representaciones animadas) como en diálogos muy fuertes. También imágenes compuestas en postproducción para parecer sueños, el fuego entre una secuencia de imágenes y otras…
Vemos toda una serie de diálogos y comportamientos machistas, vocabularios obscenos, en más de una ocasión puede herir la sensibilidad de más de una persona, amenazas, comportamiento incestuoso en forma de humor. Podríamos decir que la violencia en alguna que otra ocasión está justificada por la educación recibida por parte del padre de la joven, los abusos sufridos que han hecho que tenga ese comportamiento tan agresivo y violento, que llega a fogarse mediante la venganza con todo el que se le pone por delante, así desatar su odio hacia la civilización y paliar su sufrimiento infantil, provocando terror masivo.
La gente los apoya a pesar de realizar asesinatos en masa. Se muestran muy valientes para matar pero se asustan de la serpiente de cascabel que hay en la cabaña en la que se encuentran al señor indio.
Parte de la película parece una visión televisiva. Algunas escenas son sátiras de programas de televisión satíricos de la época. Como por ejemplo, la escena en retrata con un tono satírico de intento de comedia la situación de familia desestructurada. Anuncios de televisión comunes aparecen a lo largo de la película, como el del oso abriendo la lata de Coca Cola.
Vemos lo que muchas veces pasa en la realidad, la televisión nos programa “lo que vende” a costa de lo que sea. Periodistas en directo relatando algunos de los asesinatos. Llegan a ser todo un fenómeno de masas de las televisiones, utilizándolos así para conseguir más audiencia en forma de “reality show”, grabando momentos en directo mientras Micky relata el por qué piensa así de la vida y de los seres humanos, cuando un periodista intenta llegar a su interior para dar respuesta a algunas de las preguntas que todos los ciudadanos pueden tener en sus mentes como son el por qué, para qué, qué les mueve hacer eso, si siente arrepentimiento… Sin embargo, obtenemos respuestas del tipo: “Es solo un asesinato, todas las criaturas lo hacen… mira en la selva”. Se compara con una criatura salvaje alejada de toda civilización y todas las normas de convivencia de un país, que simplemente mata para sobrevivir. Se proclama él mismo “asesino nato de profesión”.
Compara esos hechos con los medios de comunicación, su funcionamiento y el modo que tienen de mostrar y vender la violencia. Después de todo esto, el periodista lo felicita fuera de cámara, intentando hacer su programa famoso a toda costa.
Mientras Micky cuenta un chiste, aprovecha la situación para quitarle el arma a un guardia de seguridad. Ambos asesinos tienen esa facilidad de palabra para convencer y cuando uno menos se lo imagina, aprovechan para matar.
Micky y Mallory salen huyendo con “el periodista del año”, como se proclama él, para informar en directo de cada movimiento y cada momento de ambos, para así atraer toda la audiencia posible, y ser la estrella de la televisión, pero lo matan a él también con el afán de matar a todo el que se encuentra a su paso y que nadie quede para contar su historia, pero al quedar la cámara queda la evidencia.
La historia plantea entre otras cosas, la ética periodística, las audiencias a toda costa, el dinero para el poder, “vender” un producto a las masas y éstas seguir cada instante por el afán del morbo más que de la información de verdad en sí misma. Seguir a unos tristes personajes, que tienen ese afán de matar por negar su infancia y por obviar ese miedo interior hacia el mundo en forma de asesinatos macabros, escabrosos y repugnantes.
Ésa es la sociedad que tenemos hoy en día, en la que se siguen programas del tipo reality show por el afán del morbo y ver qué pasa con unos personajillos que crean tanta expectación.
Los individuos de toda sociedad intentan ser diferentes unos de otros, y en este caso vemos que estos personajes, dementes criminales que buscan ser distintos de la sociedad civilizada. Al ahondar en temas como la moral, ética, valores humanos y principios, se toca un terreno algo oscuro, dado que cada individuo tiene sus propias percepciones de las diferentes filosofías de la vida, aceptadas o recriminadas a veces socialmente. Son conceptos manejables de forma muy distinta por las diferentes entidades sociales, como son el Estado, la Iglesia y los partidos políticos, manejando estas filosofías que pretender imponer socialmente y de esta forma manejar las mentes de la sociedad para que acepten sus imposiciones. En este sentido, los medios de comunicación tienen ese papel importante, ya que tienen la difícil tarea de difundir los dogmas que estos entes requieren para lograr dominar a las personas.
En el caso de estas personajes, funcionan como líderes sociales, que toda la sociedad mundial admira, por sus actos, su personalidad y sus comportamientos. Se puede comparar a las actuaciones de los grupos de manipulación coercitiva (a los que se suelen denominar sectas), líderes egocéntricos dementes, que hacen sus voluntades sin razonamiento ninguno, alejados de toda norma que rigen la conducta humana y los comportamientos sociales, proponiendo sus filosofías ilógicas, totalmente amorales, saliendo totalmente ilesos de las justicia, debido al poder mediático que ejercen.
Dentro de sus perfiles personales, podemos ver a dos individuos que se vengan de las injusticias sociales, sufridores de maltrato físico y psicológico desde niños, educación totalmente alejada de todos los preceptos sociales, personalidades explosivas, sin ningún tipo de concepto de lo que significa el respeto y vivir en sociedad, dado que nunca fue educado para vivir acorde a unos principios sociales. En el caso de la joven, hija de una prostituta, padre abusador que la agrede sexualmente y va creciendo con ese odio interior que va provocando que su actitud vaya creciendo a ser más violenta y agresiva en todos los sentidos. Forman esa pareja consagrada como asesinos en serie, famosa y carismática, que actúan con sangre fría, admirados por las masas sobre todo por los jóvenes. Conducta criminal que alaban los medios de comunicación, causando el efecto contrario, ya que adquieren esa fama y reconocimiento por su ensalzamiento de la violencia y la agresión. Sin embargo, un psiquiatra comprueba que no son unos enfermos, sino unos psicópatas que conocen perfectamente lo bueno y lo malo, que se ve reflejado cuando asesinan por error al indio.
En definitiva, es una producción algo escabrosa, llena de humor negro, que puede herir la sensibilidad de más de una persona, la música es algo inquietante, el fuego entre secuencias y otras puede dar respuesta a que nos estemos encontrando en una situación infernal donde solo hay cabida para la violencia y la brutalidad, alejado de toda civilización y educación humana. Planteado todo desde la perspectiva de que los medios de comunicación son los que nos venden así las cosas, aprovechándose de la explosión mediática que producen, cogiendo cada factor social, como son la familia, la religión, la educación… todo esto se va viendo debilitado ante la televisión, cómo las personas aceptan un producto elaborado por este medio como algo que forma parte de su forma de vida cotidiana. Hacen del asesinato un fenómeno de masas mundial.
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Curioso país éste que en apenas medio siglo ha pasado de serlo de campesinos a ser un país de albañiles, ahora parados, y de especuladores cariacontecidos que, aunque tarde, han descubierto que los ladrillos y el cemento no se comen como se comían el grano y el fruto de las cosechas. Un país que ha tardado treinta y cinco años en aprobar un texto -lo ha hecho la Junta de Andalucía- que, por fin, desarrolla la función social de la vivienda.
La famosa desamortización de Mendizábal, decretada en el XIX, cuando la palabra liberal tenía otro significado, privó a la iglesia de la mayor parte de sus bienes, pro, tan bienintencionada en principio, tuvo el efecto perverso de ponerlos en manos de quienes ya lo poseían casi todo, con lo que crecieron los latifundios y los rentistas y, por si fuera poco, la iglesia no tardó mucho en hacerse de nuevo con una buena cartera de propiedades. Un efecto maligno, que agudizó el problema, convirtiendo España, especialmente algunas regiones, en la suma de enormes latifundios
Enseguida quedó claro que los latifundios no sólo no servían para combatir el hambre y el atraso que secularmente padecían las gentes del campo. Por eso pasó lo que pasó, por eso las primeras revueltas sociales de finales del XIX y el pasado siglo vieron la luz en el campo y nacieron del hambre y de la injusticia que sufrían los campesinos que reclamaban la tierra para quien la trabajaba.
Un siglo después, con revoluciones, una guerra y una dictadura de por medio, el latifundismo se ha encarnado en la especulación salvaje que padecemos y los campos y los huertos, que antes permitían subsistir a quienes los tenían a su alcance, lo han hecho en solares y pisos, los árboles en grúas, y los frutos en ladrillos. Y nada de eso es, por desgracia, comestible.
Ya en democracia, el hambre se volvió paro y la caridad de iglesia y señoritos en los necesarios subsidios que permitían arañar, juntando unos jornales, lo justo para pasar el invierno. Pero, al igual que llegó en su día el espejismo de la desamortización, llegó en los ochenta otro espejismo aún más perverso: el del auge de la construcción, que trajo jornales increíbles, plusvalías inconfesables y toda una caterva de carroñeros sin escrúpulos, dispuestos a comprar y vender a su propia madre, siempre que el precio fuera tentador.
Esa edad de oro de la construcción, incomprensible y peligrosa para la mayor parte de Europa, acabó mudando el pensamiento de los españoles que se creyeron todos -o casi todos- invitados a esa mesa y que, sin saberlo, acabarían pagando el banquete, porque quien ganaba jornales nunca soñados y quienes llevaba sus buenos cuartos por su terrenito nunca imaginó que la fiesta acabaría de golpe y porrazo, dejándoles sin medios para subsistir -tierra o trabajo- y con unas deudas inasumibles.
Así que se repito la historia y, todo, salvo las manos para un trabajo que no hay y todas esas bocas para alimentar, está otra vez, corregido y aumentado, en manos de los de siempre.
Un fin de fiesta trágico que está llevando a familias enteras a la calle, con deudas de por vida, imposibles de pagar. Un efecto perverso de la resaca después de la euforia, que como el hambre del primer tercio del siglo pasado se manifiesta hoy en desahucios, al tiempo que las hoces levantadas del pasado son, de momento, las pegatinas de los escraches de hoy.
Allá por los ochenta, fue también la Junta de Andalucía la que se atrevió a regular la expropiación de terrenos abandonados, una medida que enseguida provocó la reacción de los propietarios de aquellas tierras que apenas querían como cazaderos y que obtuvo el respaldo del Supremo, que la bendijo en aras de la consecución del bien común, aplicando los mismos principios que -oh paradoja- se aplicarían para expropiar un terreno para cubrirlo con el cemento de una autopista.
Ayer la Junta de Andalucía, al igual que entonces, ha puesto la función social de la vivienda por delante del derecho a la propiedad de bancos y especuladores, obligando a sacar al mercado las viviendas vacías o expropiadas, antes que dejar en la calle a quien, las más de las veces, cometió el pecado de fiarse de quien, por una sucia comisión, en positivo o en negativo, les embarcó en la deuda que nunca podrán pagar.
No sé que ha llevado al la coalición PSOE-IU a tomar una medida tan espectacular como lógica o necesaria, quizá dar un quiebro a su caída de popularidad, quizá que les está haciendo insoportable el ruido de la calle, quizá una vuelta a los que fueron y nunca debieron dejar de ser sus principios. En cualquier caso, abrir los pisos que están vacíos por más de seis meses y ponerlos en el mercado de alquiler o las multas a los bancos que atesoran los pisos que expropian para no venderlos al precio real de mercado, creyéndose la mentira de aquellas sus tasaciones que nos han traído aquí, adonde estamos.... en cualquier caso, bienvenido sea el decreto que nos lleva a volver a soñar que también es posible gobernar desde el otro lado del embudo y nos recuerda -no hay más que comparar este decreto con la actitud del PP frente a la IPL respaldada con su firma por más de un millón de ciudadanos- que pese a todo lo visto y padecido no es lo mismo votar a la derecha que a la izquierda.
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