

En el madrileño Café Berlín se pudo ver a un a auténtica big band entregada a la mejor de las fusiones, capaz de reinventar hijas musicales de Erik Satie como “Le Fils Des Etoiles” o “Gnossienne” (revisiones contenidas en el segundo disco compacto de Afrodisian Orchestra, el acertadamente titulado Satierismos) a la par que inyectar nuevos bríos a la típica descarga cubana o demostrar que también tiene mucho que decir fuera de la escena instrumental –ahí quedó la presentación de su novísimo “In Our Hands”, una tonada excitante que habría emocionado al Michael Jackson de las segunda mitad de los años 70–. En la abierta mirada del bajista Miguel Blanco y su conjunto hay cabida para tributar a su brillante manera la técnica compositiva de Don Convay (“Chain Of Fools”, que popularizase Aretha Franklin, fue uno de los homenajes de la velada), el gusto funky de Stevie Wonder (“Do I Do”) o la clase elegante de jazz amalgamado con art pop de unos Steely Dan –¿quién no recuerda aquel Gaucho de 1980 y su corte de apertura “Babylon Sisters”?–.

En cuanto a la orquesta en sí, todos ofrecieron un concierto espectacular, brillando cada uno tanto en su sección como cuando todos estallaban en esa unidad inquebrantable que son los combos musicales una vez alcanzan la cota de la excelencia. Blanco supo estar al plato y a las tajadas cual auténtico jabato, tocando sus líneas de bajo y al mismo tiempo dirigiendo a su banda, marcando los cambios, las entradas, las subidas y bajadas en la intensidad requerida. Subrayar la labor de la base rítmica que conforma Miguel con el baterista Valentín Iturat, todo precisión y originalidad, y el percusionista Jaime Vásquez, a la altura de leyendas como un Ray “Manos Duras” Barretto. Apabullante descarga sonora con instrumentistas de nota.

por Sergio Guillén
fotos por África Paredes