Rosa autóctona, por @JosefinaLpez

Rosa se ha ido. Y en el momento posterior al rumbo cogido, ya definitivo, me acuerdo de cuando la conocí. Fue en Cabo de Gata. Mi primera vez en Cabo de Gata, en Almería y con Rosa. Mientras su hija, mi amiga, nos conducía por la zona, ella me hablaba de la pita y me decía 'esto es autóctono' y me impresionó más la palabra utilizada para destacar la flora del lugar que la especie en sí. Desde entonces cada vez que veo una pita, sea de dónde sea, me acuerdo de autóctono, y de Cabo de Gata y de Rosa.
Años después cuando volví a encontrarme con ella siempre andaba por la casa con la radio encendida escuchando alguna tertulia, por eso podía opinar sin dificultad de cualquier personaje o hecho, y me seguía impresionando, porque uno vive rodeado de prejuicios, agarrado a generalidades que tapian la posibilidad de ver que una mujer, esposa entregada, madre protectora y abuela de las de antes puede saber sin buscarlo mucho más que cualquier licenciado.
La última vez que Rosa hizo una demostración de su bagaje intelectual fue cuando la coronación de Felipe VI porque recordó que el V fue el primer Borbón, Felipe D'Anjou. Ella con sus ochenta y tantos sabía de Felipe V, mientras cientos de jóvenes no conocen a sus contemporáneos a no ser que salgan en profundos y sesudos programas como ese de "Mujeres, hombres y viceversa".
Rosa era sabía y supo estar en la vida.
Sólo espero que allá donde vaya se encuentre con lo auténtico y lo autóctono y pueda disfrutarlo eternamente con la misma mirada, orgullosa de su tierra, que le dedicaba a la pita de Cabo de Gata.

Deja un comentario

Su dirección de email no será pública.


*